Recibimos diariamente imágenes que reflejan las miserias de las guerras que, a día de hoy, continúan batiéndose. Fotografías impactantes que nos muestran una pequeña porción de la realidad. Sin embargo, la mayoría de ellas proyectan una imagen que suele alejarse de la parcialidad, que muestran el dolor únicamente de uno de los dos bandos que conforman una guerra. Así pues, y prueba de ello son las imágenes que hemos colgado en varias entradas, es sencillo encontrar fotografías en las que aparecen las familias frente al ataúd de los soldados estadounidenses. Pero es más complejo encontrar aquellas en las que aparezcan las de los familiares de los soldados irakíes o afganos.
Aún así, hay fotógrafos, como Kevin Frayer, de AP, que apuestan por mostrar al mundo la otra cara de la moneda, y se arriesgan a retratar a soldados afganos preparados con todo su armamento y listos para entrar en combate. Este fotógrafo, galardonado por el World Press Photo en la categoría de Noticias Generales por esta foto, reside en Jerusalén y se encarga de cubrir Oriente Medio. Sus fotografías tienen un fuerte componente bélico, aunque estos retratos se alejan de otros trabajos realizados.
Son fotografías con mucha fuerza, que muestran una actitud desafiante, imponente, y son muestra de las diferencias étnicas que conviven en el país, especialmente desde la ocupación de la Unión Soviética en los años 80. Pero quizá, lo más importante de estas imágenes es que muestran los rostros de seres humanos que, al igual que en otro bando, se juegan la vida por defender una causa. Una causa, la Guerra de Afganistán, que lleva abierta desde el año 2001 y que sigue recibiendo soldados de distintas naciones, entre ellas España, y que parece no tener fin.
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